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Practicar deporte: ¿mejora o perjudica la fertilidad?

A menudo se cree que estar en forma o tener un buen aspecto físico equivale necesariamente a estar sano y a ser más fértil, pero no es así. Lo que sucede es que, generalmente, las personas que practican deporte y cuidan su aspecto físico tienden, también a cuidar su salud, y una persona sana, en principio, no tiene por qué presentar problemas de fertilidad. ¡A continuación veremos como no es siempre así!

El deporte nos ayuda a relajarnos y destensarnos del día a día, pero como casi todo en la vida debe hacerse con moderación. Aunque creamos que cuánto más ejercicio practiquemos estaremos más cargados de vitalidad, no es del todo cierto, ya que practicarlo de forma intensiva puede ser incluso contraproducente y acarrearnos ciertos problemas o riesgos asociados, entre otras cuestiones, a la infertilidad.

Para empezar, la pregunta del millón:

¿Qué beneficios tiene la práctica de ejercicio sobre la fertilidad?

Practicar ejercicio de forma regular tiene efectos beneficiosos a nivel cardiovascular, metabólico, endocrino y neurológico: favorece la circulación, protege el corazón, mantiene a raya el colesterol, aumenta la resistencia física, fortalece los huesos y los músculos y ayuda a controlar del peso corporal y los niveles de azúcar en sangre. También reduce el estrés, mejora la calidad del sueño y el estado de ánimo. Todo ello se traduce en una mejora del estado físico que favorece el buen funcionamiento de nuestro organismo y aumenta nuestro bienestar personal, lo que, indirectamente, favorece la actividad reproductora. Pero eso no significa que una persona que haga ejercicio de forma regular sea mucho más fértil que otra. La clave de la fertilidad es la edad y la buena salud del sistema reproductivo.

Así pues, es sabido que el sedentarismo no es un buen aliado de la fertilidad, ya que puede originar la obesidad, enemigo fiel de la fertilidad. Numerosos estudios indican que las mujeres que presentan un cierto grado de obesidad tienen casi el triple de problemas para quedarse embarazadas, ya sea de manera natural o asistida, que las mujeres que no sufren este problema de peso.

Estas cuestiones también son importantes para el hombre, pues el ejercicio y no llevar una vida sedentaria aumenta considerablemente la calidad del semen. La obesidad en los hombres también es un factor de riesgo, y no solo para desarrollar diabetes o hipertensión, sino también para la disfunción eréctil, ya que puede causar alteraciones o provocar un desequilibrio hormonal androgénico que puede afectar a la función eréctil. Pero eso sí, el ejercicio siempre tiene que practicarse de una manera moderada.

¿Cuáles son las principales consecuencias de practicar deporte de forma intensiva?

En mujeres, puede retrasar la aparición de la regla o provocar irregularidades menstruales. Eso se debe a que en situaciones en las que nuestro organismo debe realizar un esfuerzo intensivo, que requiere un mayor gasto energético, se produce una alteración a nivel del hipotálamo (que regula el funcionamiento de los ovarios), que elimina el proceso de la ovulación, lo que se traduce en una amenorrea (falta de regla).  Por eso es frecuente que las mujeres que practican gimnasia rítmica desde niñas, u otras actividades deportivas a nivel de competición que requieren un gran esfuerzo y entrenamiento intensivo, tarden más en alcanzar la pubertad o presenten irregularidades menstruales.

Por otro lado, en hombres, algunos deportes pueden resultar muy contraproducentes. Los movimientos bruscos pueden originar micro-traumatismo en los testículos provocando el varicocele, inflamación de las venas del escroto que pueden causar la infertilidad. Esta patología es el motivo más común de esterilidad en varones. Los deportes con más riesgos de originar este problema son el fútbol, el running y, especialmente, el ciclismo por el constante roce del escroto con el sillín.

Entonces, ¿es incompatible realizar una actividad deportiva intensa si queremos ser madres o estamos realizando un tratamiento de FIV?

No es incompatible, pero hay que saber escoger el tipo de actividad física, adecuar el tiempo y la intensidad, y acompañarla de una alimentación equilibrada que cubra las necesidades de cada persona. Por ejemplo, nadar o hacer algunas actividades aeróbicas como caminar o bailar y gimnasia moderada son muy recomendables, tanto antes de iniciar un tratamiento de reproducción asistida o quedarte embarazada como durante el embarazo. Aunque practicar pilates y yoga no se aconseja justo después de la transferencia del embrión porque pueden ejercer presión intraabdominal.

En conclusión, si no existe ninguna contraindicación, hacer deporte siempre es mejor que no hacerlo. No obstante, la práctica de ejercicio físico debe hacerse con moderación porque si no puede ser contraproducente. Además, si estás intentando quedarte embarazada, lo mejor es que no te obsesiones con ir cada día al gimnasio. ¿Tienes alguna duda? ¡Consúltanos sin compromiso!

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